martes, 14 de julio de 2009

La Musa no tiene quién le escriba...

Tiempo atrás lo salpicabas todo con tú encanto, te he visto reducir hombres al llanto y a la fortuna despreciar. Y la inspiración que iluminabas en mí se fue diluyendo. Se extinguió la llama de la culpabilidad y admito, en mucho tiempo, ser feliz y dejar de tener pesadillas donde me persigues con revólver en mano. Y ayer soñé contigo, me abrazaste y te abrace, no más de la cuenta, nuestros status no nos lo permiten. Hay que guardar el protocolo y respeto, incluso en sueños. Volvimos a ser amigos, como antes de ser íntimos enemigos y sonreímos remembrando idioteces que ya no recuerdo. Y conversamos tendido y largo, extenso y profundo, como tus recovecos.

Y nos dimos cuenta que el mundo es ancho y ajeno, ni para ti y mucho menos para mí. Y que no valía la pena que sigas siendo mí enemiga número uno, porque un ser tan canijo como yo no merece tener disidentes. Aún no soy nada ni nadie como para llevar con orgullo medallas de odios, ojerizas y revanchas que me impacientan el karma. Mis enemigos, por el momento, suelen ser ínfimos, cerdos apestosos y descerebrados sin criterio. Y tú no eres así, por lo tanto no puedes ser mí enemiga. Odiáme, pero no tanto.

Y, en sueños, reconocí -creo que si- mis garrafales errores, y pedí las disculpas del caso, aunque no recuerdo si fueron aceptadas. Y -quiero creer- que tú también te disculpaste, porque cuando revienta una bomba hay dos culpables: El que da la orden y el que la ejecuta, en éste caso, admito, haber sido un hijo de puta. Pero no soy egoísta, y dejaré que ambos apreciemos la culpa.
El sueño se desarrollo con mucha calma, mentiría como siempre suelo hacer, si afirmo que recuerdo cada parte de la conversación, no recuerdo nada, sólo sé que me levante renovado. (Sin tanta negatividad, como en post anteriores habrán podido reconocer, he tenido escritos funestos y lamentables, vergonzosos y aniñados). Pero, felizmente, t
odo me fue bien, esta vez tuve suerte, pero tal vez el próximo sueño se convierta en pesadilla y vuelva a levantarme exaltado y asustado. Presa de un insomnio a las 3am, siempre a esa hora, ese infausto intervalo de tiempo, donde creo que fue en el que tomé la decisión de ejecutar la orden de arrojar la bomba. Bumm!!

Hoy por hoy, siento en forma rala y dispersa que la musa de la inspiración quiere regresar bien, que ya se cansó de estar con algún pigmeo capado y piensa volver a mis brazos. Estoy seguro que con ella podré terminar algún empalagoso libro de poemas de amor o una sublime y diabética novela rosa, como las preferidas de Corín Tellado. O, también podría joderla para que regrese mal y poder terminar un libro de cuentos de amores perros, celos enfermizos y relaciones energúmenas, y mí primera novela con mucha tragedia, desencanto y contando hasta los más íntimos secretos que guardo, que me contaron y que podría inventar de ti, de mí, de ellos y también de nosotros. Y así me odiarías más. Tienes que entender que todo beneficio tiene que tener un gran sacrificio. Hoy, quizás la sutileza me guardó un rescate, me fui avivando en otro par de escapes, me vine sabio en boicotear...

1 comentario:

Dylan Forrester dijo...

Una prosa degustable.

Saludos.