lunes, 9 de noviembre de 2009

El Buen Torero...


No pienso nombrarte menos en cada destello,
la luna de hiel se terminó rato hace.
El odio al amor me tomó por sorpresa,
tus helados pies no añoran más proezas.

Pasó lo que tenía que pasar porque así lo dicen,
no te creas la justiciera del buen torero.
Te extraño en sueños mojados y muy secos,
tus orgasmos (no) fingidos eran un ensueño.

El caviar de tus recovecos melló mí corteza,
el sabor de tus fluidos me volvió sumiso.
No te diste cuenta ni en pretérito imperfecto,
tú falta de experiencia no es de mí incumbencia.

Recuerdo cuando advertí en susurros
(tomando prestado y robando acuñas),
Que las heces de un amor que era mentira,
no merecen ni el luto de una uña.