Mi voz es un susurro. Te digo y te repito: tengo miedo torero!. Torero como mí libro favorito, torero por la valentía de enfrentar bestias, torero por el coraje de fajarte con vidas inocentes. Torero, por el retrato incorruptible de tu corruptela.
Tengo miedo torero; miedo a tenerle miedo al miedo, temor de los desconocido y pavor de llamadas en acertijo. Tengo miedo a vivir menos de lo planificado y escalofríos a no llegar a cumplir mis ralas metas trazadas y atrasadas. Tengo miedo de los ojos del recuerdo y los pies del pretérito imperfecto, miedo a esa pedicure que trastorna motivos y erotiza fantasías.
Tengo miedo torero; miedo a tenerle miedo al miedo, temor de los desconocido y pavor de llamadas en acertijo. Tengo miedo a vivir menos de lo planificado y escalofríos a no llegar a cumplir mis ralas metas trazadas y atrasadas. Tengo miedo de los ojos del recuerdo y los pies del pretérito imperfecto, miedo a esa pedicure que trastorna motivos y erotiza fantasías.

Tengo miedo torero, en serio tengo miedo. La incertidumbre me mata, la duda me carcome y mí falta de creencias adorna el limbo de mí existencia. Intento, trato, anhelo, lucho y sufro por creer, pero, en serio torero, cada vez me vuelvo más agnóstico y cada vez me convierto en un poquito más ateo. Y tengo miedo de acabar mis días creyendo en nada. No creo en mí, no tengo esa capacidad.
