martes, 24 de julio de 2012

Receta Canibal: Pies de (ex) Doncella Ingrata

Amarre una (ex) doncella, déjela al natural. Ponga en un recipiente mantequilla, ajo y una rama de perejil. Q ingrese bañada en brandy, tomillo y orégano al gusto. Se recomienda no más especias pq las lágrimas e insultos son suficientes para “salpimentar”. Deje q hierva hasta q pierda la soberbia. Servir encima de una cama de rosas rojas. Obviamente empiece por los pies. Bon Appetit!....


martes, 14 de febrero de 2012


IDEA I. Dulce venganza de un fetichista enamorado
Cuando el vetusto reloj cucú -que adornaba los añejos muebles de esa sala innombrable- marcó las 10 de la noche, pensé que tal vez no habría un mejor momento de mi vida como el que estaba aconteciendo. Tenerte muerta y desnuda; fría y expirada mientras yo me deleitaba con tamaño espectáculo; el regocijo fue pleno, agresivo y orgásmico. Recuerdo que apelé a mis adicciones onanistas, dejándote embarrada de todo lo que soy y me integra.
Semanas antes y ante la indecisión que adornaba nuestra ininteligible relación tomaste la iniciativa de acabar con toda una serie de eventos lamentables. Mientras yo lloraba, gemía y balbuceaba piedad, tú permanecías parca, seca, apática, soberbia, imperturbable, fresca, impasible y negligente. Me arrodillé a tus pies, como siempre fue y como nunca debió dejar de serlo, los besé con pasión, como si fuera la última vez y los lamí con locura (Oh, malditas facultades videntes pensé), luego torcí mi cerviz humillada, te miré pero tu temple impávida me negó una sonrisa. Ese era el final. Tuyo y mío, pero más tuyo.

Tus amigas, que observaban todo, me levantaron del piso, me secaron las lágrimas con sumo cuidado –y burla- conminándome a que me retiré del lugar. No te voy a mentir (Sería incapaz de engañar a un muerto) deseaba con suma pasión extinguirlas de la faz de la tierra, ellas eran las causantes de todas mis desventuras y desgracias. Ellas se habían encargado de hacerme la vida miserable y sin ningún crédito se otorgaban todas las regalías de mis acciones dolosas; pero bueno, ya tendría tiempo de ir discurriendo una buena escalada de actos para resarcir tanta perversidad y malquerencia…
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IDEA II. Pude ser tu Macro Porno Intenso
Si me preguntan si me arrepiento de algo, podría aseverar 100% convencido que lo único es no haber aceptado tu indecente propuesta de vernos por última vez. De no haber sido capaz de un nuevo encontrón que incluía besos, caricias, toqueteos y mucha lengua y saliva. Me moría por volver a apretujar esas nalgas indecentes, de volver a lamer esas tetas de muñeca, de morder esa boca devota y de besar esos pies inquietos e hipnotizantes, que me encandilaron desde el inicio de nuestra (dizque) relación. Me arrepiento de eso y de más.
Pero no me arrepiento de haberte negado mi presencia, de haberte dejado con las ganas de sentir mi portentoso y combativo bastón de acero inoxidable, en conclusión de haberte dado el inolvidable y último mejor polvo de tu vida, porque de mi podrán decir de todo, pero nunca que soy un mal amante; sé luchar hasta el final, hasta que mi enemigo quede rendido, desfallecido y tembloroso…
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IDEA III. La historia al revés
Llevo toda la puta mañana tratando de escribir algo medianamente decente –pero no puedo-, tratando de balbucear algo interesante –pero ya es imposible-. Está vez, y creo que de por vida, perdí toda noción de lo que es escribir, de una buena frase, un buen cierre, un buen final y un buen inicio. La musa se esfumó.
Siempre pensé que el día que dejara de escribir noticias para que las lean otros, podría empezar a escribir mis propias noticias. Siempre tuve la plena confianza y seguridad que al dejar de escribir para terceros podría escribir mis propias historias o en todo caso terminarlas. Craso error. Estoy peor que antes, adormecido y aletargado, imbuido en una vorágine de estupidez y desidia, es definitivo, ya no puedo escribir más.
Ante tanta escasez de ideas y falta de iniciativas, debido a un tormentoso proceso de acondicionamiento a mi nueva vida lejos del periodismo, sentado desde mi nuevo escritorio de cedro (Oh, que redundante la vida), postrado en una silla comodísima y donde mí culo puede descansar por horas, mirando la pantalla plana de mi computadora y leyendo con nostalgia mis archivos periodísticos, acabo de comprender que dejé mi vida literal y de escritor frustrado en la redacción que hasta hace 4 meses ocupé con mucho entusiasmo.

Y como no tengo ideas y me vale madre tenerlas, porque estas son tan hijas de puta que me despiertan de madrugada para mostrarme cuentos afiebrados de finales infelices, que nunca recuerdo; decidí colgar dos extractos de lo que empecé a escribir esta desértica mañana donde la inspiración decidió no visitarme nunca más.... Me extingo.