Nunca diría toda la verdad, y no porque no pueda, sino porque no me gusta decir la verdad, me encanta mentir. Si la mentira, falsedad, ficción, farsa y las quimeras fueran una profesión, yo sería el número uno de las farsas. Puedo inventar un pretexto en menos de cinco segundos. Puedo ser sincero a medias pero ser mentiroso completamente.
Mentiroso compulsivo me han llamado innumerables veces, legítima valoración, justificable adjetivo tan descalificativo. Lo asumo y lo tomo como una agradable forma de encasillarme. Pienso también que alguien debería inventar nuevas palabras para definir mis sentimientos hacia ti y los tuyos hacia mí. Porque los míos exceden al arrepentimiento y los tuyos sobrepasan el odio y el rencor y el resentimiento y la profanación y los malos deseos.
Pienso luego existo, nada más errado de mí realidad, yo no pienso, no existo, soy un ente, una ameba, un hedor, un fantasmagórico suceso. Tú eres una diosa, un salvavidas, la creación, el génesis y colofón, eres un orgasmo brutal.
Creo que estoy pagando factura de tanta vida bohemia y aventura, de tantos jadeos ajenos y malas noches, de tantos líquidos ilegales en mí cuerpo y tantos humos naturales en mis pulmones. Los orgasmos del pasado regresan como perros rabiosos y coléricos, creo que la cosa se va a poner dura si no es que se puso ya dura de más.
Nunca miento por las mañanas, es ese el punto álgido de mí sinceridad y honestidad, sólo ahí puedo ser decente. Luego vuelvo a quedarme dormido y sigo viviendo mí vida de a pocos, de mentira en mentira. La suerte me abandonó mucho antes de conocerte, me escondí de ella, la desprecié y ella en venganza disparó a matar, creo que aún me sigo escondiendo de ella. No quiero que me encuentre, dicen que sus venganzas suelen ser zafias y draconianas. Pero pienso que es inmoral sentirse mal por haber querido tanto; debería estar prohibido haber vivido y no haber amado.
Mis lágrimas de amor son secas, nuestra relación fue una enemistad, nuestra relación de dos fue impar. Mí valentía fue involuntaria, mi capacidad de amar cabe en una caja de fósforos. Pero aún así me quieres. Sigo siendo mentiroso, compulsivo, libérrimo y asertivo. Pero podrás creer que lo que más añoro de mí es la honestidad que perdí contigo, y también el perdón de la Srta. Suerte, solterona que no se casa con nadie. La honestidad no es una virtud, es una obligación. La brutalidad, en cambio, es un derecho que tienen algunos sistemas nerviosos frágiles.
¡!Volar es solamente para los pájaros!!
3 comentarios:
"Que verde era mi valle cuando había una china siempre en mi habitación, eso si la cama nunca esta vacía, pero: no es igual, nunca es igual..."
Parece que el circulo sigue sin poder cerrarse, las dos puertas quedaron entreabiertas, los 4 ojos no dejan de mirarse y los recuerdos siguen adelante.
ASU!!!
Anónima
mitomano por naturaleza o por conviccion...
estoy carente de ideas... pero siempre es bueno leerte
Es inmoral sentirme mal por haber querido tanto, debería ser prohibido haber vivido y no haber amado... por eso, tirame un hueso que he sido preso de nuestro encierro, jugar con fuego!
Muy bueno tu post, con la decoración justa de adjetivos sin desviarse del tema. Buena Pedro!
Saludos!
Rafael Dillon
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