La
primera vez que la vi fue una sensación extraña, no sé si fue amor, pasión o
adoración, me miró a los ojos y supe que sería ella algo importante en mi vida.
Luego baje la mirada y me enamoré por primera vez de unos pies, me enamore
locamente, perdidamente y como un adolescente, sin saber cómo o porqué sentí
esa imperativa necesidad de oler, besar, lamer, tocar, adorar, mirar,
acariciar, inquirir, escrutar, inhalar, palpar, manipular, rozar, frotar,
restregar, sorber, aspirar y empaparme de sus pies.
Es
sumamente complicado tratar de explicarle a alguien que mueres, vives, sueñas y
sufres erecciones mañana, tarde y noche, y que la causante es ella. Si bien lo
intenté, nunca pude hacerle entender mi amor atípico por sus dedos perfectos,
por sus plantas suaves y lujuriosas y que (supongo) expedían ese olor delicioso
de un pie cuando recién sale de un zapato de cuero. Te explico bien: yo no
quería unos pies con olor a jabón o a cremas Victoria Secret, yo quería el olor
de sus pies saliendo de unas zapatillas luego de llegar del gym. Ahora me
entienden mejor? No importa, igual no espero que lo hagan. Soy fetichista, pero
antes no lo fui, ella es la culpable. Ella siempre lo supo pero nunca quiso
admitirlo, nunca me dejo si quiera tocar sus pies.
Yo
la besaba con ardor, me volvía loco y endemoniado, pero por cosas que no puedo
explicar –porque no sé- en vez de intentar tocar sus nalgas (que eran un poema)
o sus piernas (que tenían un bronceado perfecto) siempre intentaba acariciar
sus pies, ella me retiraba la mano, mientras que mis erecciones llegaban a
niveles exacerbados.
No
escribo para ella, porque estoy convencido que así me lea y le dé curiosidad
sentir como alguien bese, huele, adora y lame sus pies con fruición, no me
dejará hacerlo. Ella es la bruja malvada del cuento y yo su eterno esclavo.
Escribo porque busco una catarsis, un desfogue, una válvula de escape que me
ayude a dejar de pensar en ella al menos 21 veces al día, en ella y en sus pies
hipnotizadores. Si al menos los pudiera oler y lamer por un minuto mi vida
sería menos tortuosa.
No
estoy seguro qué pasaría si Ella, en un arranque de locura se descalza y pone
las dos plantas de sus pies en mi cara. Bueno, si sé lo que pasaría: los
adoraría y devoraría como un amante a sueldo. Pero no sé si después de eso me
vuelva más adicto de lo que ya soy a Ella. Si así fuere, yo me corro el riesgo
de perder mi vida por Ella y por sus pies y por sus axilas y por sus piernas y por sus nalgas y por el sabor de todo lo que recorre en su cuerpo!!
Ella,
si estás leyendo esto, sabes cuál es la señal. Y por favor deja talcos, cremas o
jabones fuera, que yo te quiero así: a lo irracional!!!