jueves, 24 de enero de 2019

Quiero volver...


Muchos años han pasado desde la última vez que “volví”, prometí no irme, pero me fui, juré quedarme, pero claudiqué, insistí es que todo sería diferente, pero todo fue igual. Los años no me han cambiado, sigo igual, tal vez peor, mis gustos raros no se han apaciguado, se han exacerbado, han crecido exponencialmente, no es que me arrepienta dejarlos haber tomado posesión de mi cabeza, pero tampoco es que me moleste en demasía.

He vuelto a escribir luego de casi cuatro años, recuerdo que pensaba, tontamente, que el día que deje la prensa tendría más tiempo para escribir una novela o algún cuento interesante, craso error. Se fue la prensa y con ella mi inspiración, las musas, las ganas y algunos demonios quedaron enterrados en la ruma del olvido. Estoy tratando de desenterrarlos, aunque ello conlleve a posibles escritos de autodestrucción, no importa, necesito una válvula de escape y esta es la menos agresiva y más satisfactoria que he encontrado.

Empezaré con calma y paciencia, vamos a quemarnos lentamente, el sufrimiento, el dolor, la frustración y los deseos y pasiones frustradas son el combustible que necesito. Eso y el recuerdo de lo vivido.

He vuelto y no me quiero ir...

viernes, 6 de noviembre de 2015

El avión del destino...

Desperté y en mi cerebro retumbaba la canción "More than words" salpicada con una mezcla de angustia, ansiedad y unas ganas supremas de verte. Recordé que me había pasado toda la madrugada soñando contigo, cosa rarísima porque no sabía de ti bastantes años, ni tampoco había escuchado tu nombre ni por asomo. Pero entendí que así es la mente, traicionera y tan hija de puta que te trae recuerdos tan bonitos cuando menos los necesitas. Entonces me vi sentado frente a la PC de mi angosta oficina sin una puta idea de lo que tenía que hacer, sin una putísima idea de porque en mis sueños te había abrazado tan fuerte que casi mimetice tu piel con la mía, sin una reputísima idea de porque me sentí tan bien de verte (en sueños) y volver a reírnos a carcajadas. 
Es injusto, es ilógico, pero te lo explico así: meses han pasado desde que sentí la imperiosa necesidad de escribir, años han pasado desde que te vi por última vez, lustros han pasado desde la última vez que te hice el amor en casa de tu abuelo, miles de horas sin tu presencia y tu sonrisa y esa peculiar forma de sacarme de este mundo sólo con los olores de cada  parte de tu cuerpo. 
Entonces, te propongo lo siguiente: encontrémomos, veámonos, conversemos, riamos juntos, recordemos lo que no debemos recordar, déjame tomarte por última vez la mano y decirte lo muchísimo que en sueños te sigo queriendo, aunque cuando despierto sé que no es así, que no debería ser así, que no tiene lógica, pero como lo sabes, mi cerebro no se rige por lo correcto y adecuado. Veámonos por última vez y déjame darte un abrazo tan fuerte que tu olor pase a ser parte de mi olor, déjame darte un último beso tan intenso que tus labios queden temblando como antes lo hacían. Déjame despedirme de ti y pedirte disculpas por mi malquerencia, antes que el avión del destino nos lleve más lejos de lo que ya estamos...

lunes, 26 de octubre de 2015

Vivo poco, muero mucho...

Quiero serte fiel, pero no puedo. Quiero mandar todo al diablo, pero no puedo. Quiero echar todo por la borda, pero no puedo. Quiero renunciar y volver a escribir, pero no puedo. Quiero ser tu macro porno intenso, pero no puedo. Quiero ser el viagra de tu vida, pero no puedo. Quiero ser un esclavo de tus pies, pero no puedo. Quiero oler cada recoveco de tu diminuto cuerpo, pero no puedo. Quiero dejar tus ojos en blanco, pero no puedo. Quiero escucharte jadear, pero no puedo. Quiero sentirte cerca, cerquita, pero no puedo. Quiero llenarte tanto de mi que explotes en un solo grito, pero no puedo. Quiero ser tu nuevo apellido, pero no puedo. Quiero lamerte llegando del trabajo, pero no puedo. Quiero expresarte en movimientos pélvicos lo mucho que te quiero, pero no puedo. Quiero dejarte las piernas temblando por noches enteras, pero no puedo. Quiero que te sientas mujer de verdad, pero no puedo. Quiero resetear tu corazón, pero no puedo. Quiero hacerte la pedicure con mis labios, pero no puedo. Quiero sentirte encima mío, pero no puedo. Quiero probar tus rincones más escondidos y atesorados de tu cuerpo, pero no puedo. Quiero besar tus labios urgentes, pero no puedo.

Quiero todo y no puedo. No quiero minutos, ni segundos, ni horas, ni atardeceres, quiero risas, orgasmos, jadeos y mareos.
No quiero nada si no es contigo. No quiero todo si no te tengo. No quiero olerte así de pasada. No quiero sexo si no es con besos.
Te busco en sueños, te resucito. Me muero un poco y no vivo mucho. Vivo de olores, recuerdos y esmero de pies, talones y cuero…

viernes, 26 de diciembre de 2014

"Ella" es mi fetiche!


La primera vez que la vi fue una sensación extraña, no sé si fue amor, pasión o adoración, me miró a los ojos y supe que sería ella algo importante en mi vida. Luego baje la mirada y me enamoré por primera vez de unos pies, me enamore locamente, perdidamente y como un adolescente, sin saber cómo o porqué sentí esa imperativa necesidad de oler, besar, lamer, tocar, adorar, mirar, acariciar, inquirir, escrutar, inhalar, palpar, manipular, rozar, frotar, restregar, sorber, aspirar y empaparme de sus pies.

Es sumamente complicado tratar de explicarle a alguien que mueres, vives, sueñas y sufres erecciones mañana, tarde y noche, y que la causante es ella. Si bien lo intenté, nunca pude hacerle entender mi amor atípico por sus dedos perfectos, por sus plantas suaves y lujuriosas y que (supongo) expedían ese olor delicioso de un pie cuando recién sale de un zapato de cuero. Te explico bien: yo no quería unos pies con olor a jabón o a cremas Victoria Secret, yo quería el olor de sus pies saliendo de unas zapatillas luego de llegar del gym. Ahora me entienden mejor? No importa, igual no espero que lo hagan. Soy fetichista, pero antes no lo fui, ella es la culpable. Ella siempre lo supo pero nunca quiso admitirlo, nunca me dejo si quiera tocar sus pies.

Yo la besaba con ardor, me volvía loco y endemoniado, pero por cosas que no puedo explicar –porque no sé- en vez de intentar tocar sus nalgas (que eran un poema) o sus piernas (que tenían un bronceado perfecto) siempre intentaba acariciar sus pies, ella me retiraba la mano, mientras que mis erecciones llegaban a niveles exacerbados.

No escribo para ella, porque estoy convencido que así me lea y le dé curiosidad sentir como alguien bese, huele, adora y lame sus pies con fruición, no me dejará hacerlo. Ella es la bruja malvada del cuento y yo su eterno esclavo. Escribo porque busco una catarsis, un desfogue, una válvula de escape que me ayude a dejar de pensar en ella al menos 21 veces al día, en ella y en sus pies hipnotizadores. Si al menos los pudiera oler y lamer por un minuto mi vida sería menos tortuosa.

No estoy seguro qué pasaría si Ella, en un arranque de locura se descalza y pone las dos plantas de sus pies en mi cara. Bueno, si sé lo que pasaría: los adoraría y devoraría como un amante a sueldo. Pero no sé si después de eso me vuelva más adicto de lo que ya soy a Ella. Si así fuere, yo me corro el riesgo de perder mi vida por Ella y por sus pies y por sus axilas y por sus piernas y por sus nalgas y por el sabor de todo lo que recorre en su cuerpo!!


Ella, si estás leyendo esto, sabes cuál es la señal. Y por favor deja talcos, cremas o jabones fuera, que yo te quiero así: a lo irracional!!!

miércoles, 8 de enero de 2014

Estoy perdido....

Me olvidé de escribir, me olvidé de cómo escribir. Lo olvidé por completo, perdí el entusiasmo, la pasión, la inspiración, el sentido, la orientación, las ganas y el afán. No lo he podido recuperar, lo he intentado, no crean que no. Pero la desidia me ha tomado por completo y no me deja en paz, me ha violado, me ha violentado, me tiene a sus pies. Antes pensaba y creía que sin escribir no podría vivir, me equivoqué: puedo vivir, puedo respirar, puedo sentir, puedo deambular, puedo opinar, reír, pensar... pero esto -sin inspiración- no es vida. Ayer, después de años luz, conocí a alguien que me recordó mucho lo que yo fui en pretérito imperfecto, la admiré, ella es. No voy a decir "he regresado", sería mentirles y mentirme a mi mismo, no soy ni la sombra de lo que fui, pero al menos, ya que el deporte no es mi pasión, dejaré sangre, sudor y lágrimas en esta cancha de papel virtual.... He vuelto, pero no estoy vivo.