jueves, 13 de marzo de 2008

Los primeros días universitarios...

Terminar la secundaria es sólo el primer escalón de una serie de sacrificios y constantes marchas en la vida estudiantil. El segundo peldaño es ingresar a la “U” y el tercero, más importante, difícil y trascendental es culminar la carrera.
Pasado los nervios post inicio de clases y luego de sentirte un extraterrestre dentro de un salón lleno de desconocidos, con cara de perdidos igual a todos; de lo primero que uno se da cuenta al llegar a la Universidad es que las clases no son, para nada, parecidas a las del colegio.

La Venganza de los Nerds
Para empezar el salón de clases es mucho más grande. Los cursos tienen nombres raros y nomenclaturas que nunca antes habías escuchado: HP, HB, IF, FM, entre otras letras que en un primer inicio no tienen sentido alguno. Más aún si estudias una carrera como ingeniería y/o derecho, donde las letras van acompañadas de números, tales como F1, F2, F3. La segunda gran diferencia es que acá, a contraste del colegio, los llamados “estudiosos” tienen un sitial preponderante e hiper importante, tanto para los profesores como para la mayoría de estudiantes. Si pasaste toda la secundaria burlándote de los “chancones” de tu salón, pues este es el momento en que se vengaran despiadadamente de ti. Ya que en su gran mayoría serán jefes de práctica y que Dios se apiade si les toca cuidarte los parciales o finales, peor aún si se trata de los sustis...Date por muerto, habla la experiencia.

Sacrificios sin juerga
La tercera disconformidad, es que en la Universidad, cada uno es dueño de su propio destino. Ya no caben los argumentos de que papá o mamá no me ayudaron. Lo único significativo y valioso en la “U” es que tienes que sudarla, amanecerte y sacrificar noches de juerga, cambiándolas por madrugadas de café y mucho estudio. Son cinco años o más, donde cada universitario se juega su futuro, la profesión que más adelante será su sustento, de la cual vivirá y el mundo donde se desenvolverá profesionalmente.

Banca o Cafeta
Es lógico y fácil de entender que para nosotros, los más relajados, lo primero que nos dedicamos fueron las caras conocidas, chicas lindas y los mejores asientos, eso significa encontrar la banca más popular. Y luego la cafetería que los proveerá, durante más de un lustro, de cigarros, cafecitos y sanguchitos.
Tras la primera semana de vivir en constante stress debido a las nuevas experiencias, ya más o menos hay caras familiares, conocidas o, en todo caso, rostros amables que inspiran confianza como para iniciar una conversación; que terminará en una gran amistad luego de varias horas de estudio. Y muchas más de diversión, tras finalizar los parciales, finales, sustis, aplazados y cualquier práctica, bien o mal dada, que será siempre un buen pretexto y/o motivo para juerguearnos.

Catedráticos en promedio
Tema aparte vienen a ser los profesores. Seres malhumorados, intolerantes, creídos y demasiado subjetivos. Lógico que no todos son iguales, también nos encontraremos con algunos que son la otra cara de la moneda, pero siempre son contados. Pero hay que tener algo muy en cuenta, delante de los maestros nunca preguntes estupideces o filosofes sobre idioteces superficiales, porque te miraran con cara de: ¿Cómo mierda has logrado ingresar a la universidad, pedazo de mequetrefe?, para luego y a regaña dientes responder tus insulsos cuestionamientos.

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